El fantasma de Greyfriars Bobby’s

En una fría mañana de febrero de 1858, un hombre escocés, John Gray fue encontrado muerto en su cama. Su fiel Terrier Skye estaba acostado a su lado.


John había adquirido el perro dos años antes de su muerte, al que llamó Bobby y los dos se habían vuelto inseparables desde entonces. Jonh había sido pastor y en sus últimos años trabajó por las noches como vigilante - caminando por las calles de Ediburgo con Bobby y eso tuvo su efecto en su salud, acabando por morir de tuberculosis / neumonía.

En el día del entierro, Bobby siguió el cuerpo de su amo mientras era llevado a la Kirkyard (cementerio). Parecía que él observaba cada movimiento mientas bajaban John en la tierra y cuando la última pila de tierra finalmente cubrió la tumba, Bobby se acercó y permaneció en el montículo. El guardián del cementerio intentó en numerosas ocasiones desalojar Bobby, pero el pequeño terrier era firme en su lealtad y volvió todas las noches para descansar en la tumba de John.

El perrito comenzó a atraer a muchos visitantes al cementerio y se hizo conocido como "Greyfriars Bobby". Los visitamtes se paraban a ver como Bobby esperaba griterío – señalando la hora del almuerzo. Bobby entonces salía corriendo al restaurante de al lado, donde John (su antiguo maestro) y su amigo habían cenado a menudo. Allí se alimenta de una buena comida antes de regresar a su tumba amos.

En 1867 se aprobó una ley donde los perros tenían que ser objeto de licencia y cualquier perro sin dueño sería abatido. Sir William Chambers, el Lord Provost de Edimburgo, realizó una licencia para Bobby, lo que le salvó de la “pena de muerte”. Pasó a llevar un collar hecho para él, en el que se declaraba su propiedad.

Cuando murió, Bobby no podía ser enterrado en los terrenos consagrados de la Kirkyard, por lo que fue sepultado justo dentro de la puerta, que estaba a unos 75 metros de la tumba de John.

Un año después de su muerte, Lady Burdett-Coutts, conmovida por la historia del terrier, construyó una estatua de Bobby y una fuente y las puso en la esquina de 'Candlemakers Row' donde se pueden admirar hoy en día.

Muchas personas afirman haber visto el fantasma de Bobby todavía en la tumba de Johns. Dicen que el amor entre el fiel perro y Jonh Gris era tanto que están, por fin juntos para siempre.

Por ahora, el misterio continúa...



 
 

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