1929, Longobucco, Calabria (Italia). Un día, un hombre al volver a casa después del trabajo, encuentra su esposa muerta en el suelo. Llamaron al médico que nada más pudo hacer que declararla muerta y llamaron al sacerdote para administrarle los últimos sacramentos. En aquella época y en esa región, solía ser la familia que personalmente lavaba sus muertos, ponían el cuerpo en un ataúd y lo llevaban hasta la capilla (los muertos no eran velados en casa). Pero esa noche el vigilante empezó a oír ruidos y alguien gritando, pero con miedo evitó ir a averiguar el origen de tal ruido.
A la mañana siguiente, el vigilante esperó hasta que se fuesen todos lo que habían venido a presentar sus respetos a la difunta y entonces le contó al sacerdote lo que había oído la noche anterior. El sacerdote pidió permiso a la familia para abrir el ataúd y fue entonces cuando encontraron a la mujer cubierta de sangre, con marcas de arañazos en su cara, y se había arrancado la mayor parte de su cabello. No se sabe exactamente lo que pasó…
Por ahora, el misterio continúa...
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| Enterrada Viva |
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